La ciudad más dulce
2020 - 2022
Durante la primera cuarentena del COVID-19, tuve que regresar al pueblo en el que crecí, Arroyito, en el interior de Córdoba, a convivir con mi familia de nuevo. Hacía 5 años que no me quedaba por más de unos días, y pensaba que solo duraría unas pocas semanas. Terminé viviendo allí otra vez durante un año y medio.
Dediqué mis tardes a recorrer de nuevo la pequeña ciudad, inicialmente desierta por las restricciones del gobierno, poblada por animales domésticos y callejeros, donde las líneas entre la naturaleza, lo rural, y lo urbano se difuminan. Casas antiguas se erigen al lado de edificios modernos de múltiples pisos; cuadras que antes eran solo descampados, donde los chicos jugaban al fútbol, ahora las cubre el concreto; la ciudad se convierte en campo en cuestión de metros, donde los caballos pastan libremente, o pasean montados por jinete.
Arroyito es una ciudad muy pequeña, de alrededor de 30.000 habitantes, y una buena parte de su sustento económico se debe a la fábrica Arcor, conocida por su producción de golosinas. A pesar de ello, la mayoría de la población joven elige irse a otras ciudades cercanas para estudiar o trabajar. Pocos deciden quedarse pasada la secundaria.
La ciudad más dulce explora mediante fotografías la alienación y soledad de los pueblos del interior del país, a través del abandono y las ruinas en las zonas residenciales, la proliferación de animales por las calles, y la ausencia de personas.